Sinopsis: “Tooru Okada, un joven japonés que acaba de dejar voluntariamente su trabajo en un bufete de abogados, recibe un buen día la llamada anónima de una mujer. A partir de ese momento la vida de Tooru, que había transcurrido por los cauces de la más absoluta normalidad, empieza a sufrir una extraña transformación. A su alrededor van apareciendo personajes cada vez más extraños, y la realidad, o lo real, va degradándose hasta convertirse en algo fantasmagórico. La percepción del mundo se vuelve mágica, los sueños son realidad y, poco a poco, Tooru Okada deberá resolver los conflictos que, sin sospecharlo siquiera, ha arrastrado a lo largo de toda su vida.”
Hace ya varios meses que he terminado de leer este libro de uno de los autores que más me gusta y sin embargo no me había animado a hacer el comentario porque, aunque el propio autor diga que es su novela más acabada, a mí me ha dejado en un limbo desde que lo terminé.
Como en todas sus novelas, y las de sus compatriotas, el sexo tiene un papel fundamental en una historia en la que la línea que distingue realidad e imaginación es cada vez más fina. La historia se va complicando exponencialmente hasta puntos insospechados, de manera que no se encuentra una solución ni aún tras haber finalizado la lectura.
La historia nos cuenta lo que es capaz de hacer una persona por recuperar el amor de su vida, llegando incluso a rozar los límites de la demencia, dejando lo anodino de su existencia por una aventura fantástica, violenta, incomprensible e irracional, con tal de conseguir su objetivo.
Aún a estas alturas no se decir si es una buena historia o no, si merece la pena o no, incluso si me ha gustado o no, sólo puedo decir que meses después aún sigo en un limbo!
Afinando la guitarra, la Pitufina Garajera
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