viernes, 17 de diciembre de 2010

SE AGRADECE EL ESFUERZO PERO…

... a pesar de sus 100 años de historia y su majestuosidad, la Gran Vía madrileña, no es teatralmente Broadway y ni por asomo se parece al West End londinense.

La pasada semana cometí el error de sucumbir en pagar 60 euros por ver el musical Mamma Mia en Madrid. Lo peor de esto no fue el hecho del musical en sí, si no que hacía menos de un mes que había visto otro famoso musical en el West End, “El Rey León”.



Las comparaciones son odiosas, pero también inherentes a la idiosincrasia del ser humano y en tal diatriba, la versión española de Mamma Mia sale muy mal parada.

En primer lugar tendremos el precio, que es el mismo aquí que en Londres, por lo que la recaudación no parece una buena excusa para justificar la diferencia de calidades entre ambas producciones.

En segundo lugar tendremos las interpretaciones. Es evidente que la calidad actoral española no está en entredicho, tenemos varios de los mejores actores mundiales entre el elenco nacional, pero a diferencia de lo que ocurre en otros países, no se dedican a realizar musicales, si no que esta labor cae en manos de seudoactores bastante mediocres. Dentro de los cuales cabe destacar dos ejemplos:



Nina a la que alguien le debería decir que abandone ese falsete de una vez, lo tiene tan mimetizado que lo debe de usar hasta para pedir el pan. Además su actuación es tan sobreactuada que a su lado Jim Carrey suena natural.

Y Daniel Diges; ¿algo pequeñito?, sí, tu talento.

En tercer lugar estaría la producción del espectáculo. Cuando sales del teatro y comparas, piensas, si me cobras lo mismo por qué no me das lo mismo, y aunque has pasado dos horas entretenido esa comparación te indigna. No parece justo que por un lado te ofrezcan 50 extras, grandes decorados mecanizados y sublimes interpretaciones. Mientras que por otro montamos un escenario con dos paredes de cartón-piedra que los propios actores mueven de escena a escena. A todo ello se le suma el hecho de que la versión está traducida y la traducción es en ocasiones un poco forzada.

Una posible solución a este problema, sería que las producciones nacionales se centrasen en producciones propias y no en traducciones de producciones extranjeras. Por ejemplo, uno de los musicales con más éxito en los cines de este país ha sido “El otro lado de la cama”, sin embargo no existe una versión teatral de éste.

Por todo ello, si sois unos locos de los musicales procurad no comparar con quienes realmente los han inventado, porque a partir de ahí nada será lo mismo.

Pretenciosamente vuestro;

PITUFO FILÓSOFO

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