Hoy toca hablar de “Horrible Bosses” (Quiero matar a mi jefe) (2.011, Seth Gordon), donde se ha conseguido juntar al elenco cómico más prometedor de los últimos años, junto con actores de primer nivel, en papeles secundarios y totalmente fuera de registro, lo que ha conseguido que la película me enganche desde el principio.
Es probable que estemos acostumbrados a que Kevin Spacey haga de malo, malísimo, pero es que aquí es un hijoputa redomado con muy poca educación, lejos del villano que suele representar, Jennifer Aniston, representa a una zorra acosadora del único hombre que no desearía ser acosado por ella y Collin Farrell se mete en la piel de la versión femenina de Belén Esteban convertido gerente de empresas, pero movido por los mismos ideales que a la de San Blas.
Sin duda alguna, estos tres personajes representan lo mejor de la peli y suponen el contrapunto perfecto a los tres protagonistas. Para que nos hagamos una idea, el desarrollo de la trama asemeja un poco el ambiente generado por el SNL (Sturday Night Life), y hasta podremos encontrar entre los tres protas al gran Jason Sudeikis. Pero sin duda el más destacado como casi siempre es Jason Bateman, que debe de suponer la injusticia más grande en el cine de los últimos años.
Es un tío desternillante, muy correcto en sus interpretaciones y con papeles en películas y series de relativo éxito, quien no recuerda “Arrested Development”, “Juno”, “Tropic Thunder”, pero sin embargo apuesto a que muy pocos le habréis puesto la cara al oír el nombre, terriblemente injusto.
La trama consiste en que tres empleados ejemplares están siendo maltratados por sus respectivos jefes, por lo que en un momento de hartazgo deciden deshacerse de ellos de la forma más drástica.
Recomendable para todos aquellos que crean que el entretenimiento no tiene porque estar destinado a monos descerebrados, y que uno se lo puede pasar bien y echarse unas risas sin necesidad de tener el cerebro desconectado.
PRETENCIOSAMENTE VUESTRO
PITUFO FILÓSOFO
Es probable que estemos acostumbrados a que Kevin Spacey haga de malo, malísimo, pero es que aquí es un hijoputa redomado con muy poca educación, lejos del villano que suele representar, Jennifer Aniston, representa a una zorra acosadora del único hombre que no desearía ser acosado por ella y Collin Farrell se mete en la piel de la versión femenina de Belén Esteban convertido gerente de empresas, pero movido por los mismos ideales que a la de San Blas.
Sin duda alguna, estos tres personajes representan lo mejor de la peli y suponen el contrapunto perfecto a los tres protagonistas. Para que nos hagamos una idea, el desarrollo de la trama asemeja un poco el ambiente generado por el SNL (Sturday Night Life), y hasta podremos encontrar entre los tres protas al gran Jason Sudeikis. Pero sin duda el más destacado como casi siempre es Jason Bateman, que debe de suponer la injusticia más grande en el cine de los últimos años.
Es un tío desternillante, muy correcto en sus interpretaciones y con papeles en películas y series de relativo éxito, quien no recuerda “Arrested Development”, “Juno”, “Tropic Thunder”, pero sin embargo apuesto a que muy pocos le habréis puesto la cara al oír el nombre, terriblemente injusto.
La trama consiste en que tres empleados ejemplares están siendo maltratados por sus respectivos jefes, por lo que en un momento de hartazgo deciden deshacerse de ellos de la forma más drástica.
Recomendable para todos aquellos que crean que el entretenimiento no tiene porque estar destinado a monos descerebrados, y que uno se lo puede pasar bien y echarse unas risas sin necesidad de tener el cerebro desconectado.
PRETENCIOSAMENTE VUESTRO
PITUFO FILÓSOFO
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