UNA VEZ EN LA VIDA

Existen cosas que han de ser hechas, por lo menos una vez en la vida. Plantar un niño, escribir un árbol o tener un libro, entre otras. Siendo mujer en el siglo XXI, ha de añadírsele por lo menos una cosa más, ver “An Education” (2.009, Lone Scherfig).

Los motivos para hacerlo son varios. En primer lugar y quizás la más importante, porque es una gran película que te permitirá pasar un par de horitas entretenido. Se trata de un fruto más del talento británico para los dramas costumbristas. En ella, una joven lumbrera, se ve arrastrada de su glorioso camino académico por causa de un encantador de serpientes.

En segundo lugar, porque se pueden aprender muchas cosas de Don Alfred Molina, fundamentalmente como no educar a una hija. El único objetivo del padre es que la hija pueda vivir de forma acomodada, lo cual es loable, siempre y cuando tengas en cuenta que las formas sí importan.

Y en tercer lugar, porque siendo mujer, puede resultar fácil pensar que la vida ha sido siempre acomodada y por anchas autopistas, cuando en realidad, los prejuicios han estado reinando durante la mayor parte de la historia, y ha habido una época no muy lejana en la que el objetivo era casarse bien, sin preocuparse de que una educación adecuada abre más puertas que un buen matrimonio.

Es probable que cintas como estas, contribuyan a que en algunos países dejen de proliferar las “Princesas de Barrio”, que no dejan de ser una revisión de las mujeres florero de siglos pasados, en las que un buen matrimonio ha sido cambiado por una portada de Interviu, pero en las que sigue mandando una falta de educación que raya lo grotesco.

Es importante no confundir educación con título académico, más bien debe equipararse con una forma de entender la vida que nos permita darnos independencia y eliminen lazos innecesarios y que no vayan más allá del afecto por mutuo acuerdo.

Hagamos que nuestros hijos, a la hora de escoger entre Madame Curie y Belén Esteban, se queden con la primera, por el bien común de toda la humanidad.

PRETENCIOSAMENTE VUESTRO

PITUFO FILÓSOFO