Una peli de verdad

Es curioso pensar como el ideario colectivo de las cabezas pensantes de la distribución cinematográfica, es capaz de pasar por alto una película como Lars y una chica de verdad (2007, Craig Gillespie) a la vez que cede salas sin control a inefables excrementos en ese mismo año (léase Transformers).

Lars y una chica de verdad, es una película que huye de lo pretencioso y capta el humor sutil, que en los últimos años ha ido proliferando en títulos como Juno o Little Miss Sunshine.



Bajo la piel de un tío antisocial y retraído de forma casi enfermiza, se encuentra Ryan Gosling (The Beliver), aunque su caracterización e inmersión en el personaje es tan buena que se le hace casi irreconocible. En respuesta a las presiones de un entorno, causadas por un amplio sentimiento de culpabilidad, decide tomar la iniciativa y hacerse con una pareja, aunque si bien es cierto, no de la forma más ortodoxa, por envío urgente y perfectamente palletizada.

En un alarde de surrealista comprensión por parte de sus vecinos, Lars consigue integrarse, arrastrado por su plástico amor, en el movimiento social de su pequeña aldea y favoreciendo de forma sustancial el desarrollo de sus relaciones personales.

Así que ya sabéis, frente al cajero del video club tendremos dos caminos, el de la contaminación acústica y visual que nos conducirá a una muerte por ignorancia, o lo que es peor, un mundo futuro habitado por clones de Belén Esteban, o el del humor sutil, las buenas historias y los buenos diálogos, que con un poco de suerte nos conducirá a que nuestros hijos tengan un abanico de lectura más amplio que el Lecturas.

Pretenciosamente vuestro;

PITUFO FILÓSOFO

By Pitufo Filósofo